En contra de la creencia popular, no solo necesitas brackets si tienes los dientes torcidos o apiñados. Como ya dijimos en una publicación en nuestro Instagram, el uso de ortodoncia no es solamente estética, también es funcionalidad.
En este post vamos a ver cuáles son las razones principales por las cuáles podrías necesitar brackets.
Índice
La ortodoncia es una especialidad de la odontología que se ocupa del estudio, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las malposiciones de los dientes, las maloclusiones (en un lenguaje menos técnico, “mala mordida”) y la disposición de las arcadas dentales.
Son muchas las señales que nos indican que podamos necesitar ortodoncia. Algunas de ellas saltan a la vista y otras no se ven tan fácilmente, pero quien sufre dolor o bloqueo mandibular, lo tiene claro.
A continuación veremos cuáles son esas señales que nos indican si podríamos necesitar brackets.
Cómo saber si necesito ortodoncia (brackets):
La mejor manera de saber si necesitas brackets es acudiendo a un profesional que te pueda explorar la boca y te haga un estudio para determinar si efectivamente necesitas que te pongan aparato.
Aún así, a veces la necesidad de ortodoncia es tan notoria que con un simple espejo puedes saber si necesitas brackets o no.
Las razones por las cuales deberías ir a tu dentista para saber si necesitas ortodoncia son:
- Motivos dentales:
- Apiñamiento de dientes.
- Espacio entre los dientes (diastema).
- Falta de dientes.
- Dientes rotados.
- Mal ángulo de los incisivos.
- Motivos maxilares:
- Dolor en la articulación temporomandibular.
- Se te desencaja la mandíbula.
- Mordida desplazada (Maloclusión de clase II o clase III).
- Mordida abierta.
- Mordida profunda.
- Mordida cruzada.
- Mordida borde a borde.
Apiñamiento de dientes:
Tienes los dientes mal alineados, unos por delante de otros, otros por detrás, dos filas de dientes… Si al mirarte al espejo identificas que tienes poco espacio y que existe el apiñamiento de dientes, no te preocupes, con ortodoncia se les puede dar solución.
Normalmente, el apiñamiento se da en zonas delanteras, ya sea superior o inferior, aunque no solo sucede en esta zona, también puede ocurrir en los dientes de atrás o muelas.
“¿Por qué necesito ortodoncia si tengo los dientes apiñados?” Además de ser un tema estético, la mala posición de los dientes da pie a que las bacterias y el cálculo dental se pegue en esas zonas de difícil acceso, propiciando males como sarro y caries.
Por eso, da igual que uses la mejor pasta de dientes del mercado, si no llega a donde tiene que llegar, no podrá hacer efecto.
Además, la mordida puede llegar a desalinearse, pudiendo provocar problemas y dolores en la articulación temporomandibular.
Diastema (dientes separados):
Diastema se conoce como el espacio entre los dientes, es decir, lo contrario al apiñamiento.
Al igual que el apiñamiento, se generan por lo normal en los dientes delanteros, sin embargo no por ello los traseros se libran de que les ocurra este problema.
Con la ortodoncia (bracket o Invisalign) se busca reducir al máximo este espacio y conseguir la unión total de entre dientes.
Dependiendo del grado de separación entre los dientes, puede solucionarse sin ortodoncia, utilizando carillas dentales, ideales para corregir casos de diastema leves.
Mordida abierta:
Si delante del espejo, al cerrar la boca del todo juntando los dientes, la mordida se queda sin terminar de cerrar en la parte delantera, es muy probable que sea por la dichosa “mordida abierta”.
Normalmente la causa de la mordida abierta suele ser un mal hábito, algún estímulo permanente que ha impedido que los dientes cierren una vez muerdas, como puede ser chuparse el dedo pulgar o tener deglución atípica (empujar los dientes con la lengua cuando tragamos).
En caso de la deglución atípica, el tratamiento pasa por los brackets y rejillas linguales, para impedir que la lengua siga empujando hacia afuera los dientes delanteros.
Mordida profunda:
Se llama así a la mordida realizada cuando el maxilar superior está más adelantado de lo normal, produciendo una sobremordida por encima de los dientes inferiores, cubriendo por completo (o casi) estos al sonreír o cerrar la boca. Incluso, en muchas ocasiones, la mordida profunda hace que los dientes superiores causen heridas en las encías.
Al contrario de la mordida abierta, suele ser genético y no por hábitos. A medio y largo plazo puede resultar muy problemático, pues de mantenerse así puede provocar problemas en la articulación, produciendo sonidos o chasquidos al abrir o cerrar la boca.
Mordida cruzada:
Se conoce como mordida cruzada cuando los dientes inferiores están por delante de los de arriba al morder, ya sean los dientes delanteros o los dientes laterales.
Es una de las maloclusiones más frecuentes, entre sus causas se encuentran los problemas esqueléticos (por ejemplo, el maxilar es demasiado estrecho), problema dentario (que sea por culpa de una descolocación de los dientes), problema funcional (por culpa de una postura inadecuada de la mandíbula a la hora de morder) o mixto, es decir por dos o todas ellas.
Mordida borde a borde:
Los dientes inferiores no están ni por delante ni por detrás de los superiores, están justo a la par, es decir, pegan borde con borde, chocando directamente entre sí. Más de una y de dos personas creen que esta es la manera correcta de morder, pero no es así.
Una mordida borde a borde prolongada en el tiempo puede causar grandes daños como el desgaste dental severo.
Clase II:
Te miras al espejo y ves que tu mandíbula superior sobresale por encima de la inferior, es decir, tus dientes delanteros superiores están muy por encima de los delanteros inferiores.
Es lo que se conoce como clase II, ocasionando inoperancia en la zona delantera superior, realizando una mordida defectuosa.
Clase III:
Todo lo contrario a la clase II, la mandíbula está muy adelantada, dando la sensación de que el mentón se va a salir. En la clase III la que sobresale es la mandíbula inferior.
Puede ser dentaria o esquelética. Decimos que es esquelética cuando es el maxilar lo que está adelantado, y dentaria cuando son los dientes los que sobresalen.